Vuelve Juancito, dos años que no volvía a los pagos, por que el laburo banca los estudios, cuando no se labura se estudia y cuando no se estudia se labura. A penas se duerme, y en una pensión, dos años durmiendo ahí, cinco horas por día, menos los domingos, que en dos años no fueron más de diez los días que durmió más de cuatro horas, ¡no!, tampoco le escapaba a la joda.
Y ahora, rencontrarse con la vieja, putearse con el viejo y abrazarse con el hermano. Pero cuando se lo cruza al beto inostroza se lo queda mirando, ni que fueran amigos, dos o tres veces habrán hablado, pero se acuerda, o masomenos, que las últimas veces lo saludaba cuando lo cruzaba, esta vez no se saludaron. Se quedo pensando, menos de treinta segundos, concluyó en que no lo vio.
A la semana, aún al pedo, con el viejo ya pesado con lo de que agarre un laburo, sin hablar de lo buen motivador que era para que su hijo estudie y termine lo empezado, se lo cruzó de vuelta, en esta se quedaron un toque como mirándose, pero tampoco se saludaron, ni él ni el beto. Ahí quedo, y ahí pensó dejarlo Juancito, "a este no lo saludo más", no lo pensó así, literal, pero masomenos.
Como veinte días después de que llegó, un sábado, después de estar tirado hasta las tres de la tarde en un colchón de mi casa, ¡y si!, lo rajaron después de que decidió largar todo en La Plata y encima no buscar laburo, un pajero estaba hecho, lo lindo ciando caía la vieja con morfi para los dos.
Bueno cuestión que ese sábado tipo cuatro salimos a ver que onda, y nos lo cruzamos al beto, yo lo saludo, nos vemos seguido, los dos paveando por ahí, entonces a la pasada lo saluda a Juancito, "¿qué haces?", "¿cómo andas?", "tanto tiempo" y toda la boludez. Cosa que cuando se va me dice Juancito, tan simpático como siempre, "puta che, yo que ya pensaba no saludarlo más". Y si, ahora arrancó el ciclo de vuelta, y encima este que se vino de la ciudad hace poco esta desacostumbrado a la vuelta del perro y el cruce de miradas.
Buenas..
